Los conflictos generados por el jefe de gobierno a partir de la inauguración del Teatro Colón ponen de manifiesto su bajeza política, la carencia de capacidades y facultades mentales para sobrellevar a cabo un problema y la estricta complicidad con la desunión de la sociedad argentina, a diferencia de la Presidenta, la cual se comprometió desde el comienzo con un festejo popular y nacional del Bicentenario. La Avenida 9 de Julio ciertamente brinda la dedicación de una administración hacia los festejos, la organización, los eventos, los artistas, los desfiles, el trabajo en conjunto con las provincias han rendido el fruto correspondiente observado durante estos días, mientras que la gestión Macri no deja de buscar argumentos para generar peleas políticas, polaridad, falta de consenso y conflictos coyunturales de una política despreciable practicada desde el primer día que asumió como Jefe de Gobierno.
El Colón atravesó una constante situación de abandono, desprecio hacia los trabajadores, persecuciones, recortes salariales y de empleados, en fin lo mismo que han sufrido todas las dependencias del gobierno en este último tiempo. Además de estos estragos que atravesó el personal del teatro y la misma sociedad que se vio imposibilitada de acceder a los espectáculos ¿Merece ser festejada la inauguración en un clima de pelea y tensión con el gobierno nacional? ¿Qué motiva a Macri a pasar el bicentenario agrediendo públicamente a los Kirchner?
Macri no merece festejar el Bicentenario porque sus prácticas políticas son las que llevan al desastre total, Macri no debería inaugurar el teatro Colón porque gracias a él estuvo en situación crítica durante años, Macri no es digno de celebrar junto con el resto de la ciudadanía los 200 años de la revolución de mayo porque sus prácticas son las que llevan al desgaste de la autonomía nacional, su política nos retrotrae a momentos críticos de la Argentina, su mentalidad económica favorece la venta del país, la extranjerización empresarial, la tercerización de los servicios, el alineamiento con potencias mundiales que merman la independencia del país y la convivencia con elites de poder que pretenden gobernar sin democracia.
Macri no merece al pueblo argentino, es una figura que no respeta las normas, las leyes, procesado, en el ojo de la justicia, este ser nefasto posicionado en las antípodas de verdaderos líderes políticos debería permanecer alejado (en el corto plazo) de los festejos del bicentenario y apartado (para siempre) de la política argentina.
MACRI NO VA MAS
